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dimarts, 31 de desembre del 2013

Por un 2014 lleno de aventuras

2013 acaba ya... a pesar de la mala suerte con la que termina el número, este ha sido un año muy viajero al menos para mi. He descubierto muchísimos países nuevos: Singapur, Tailandia, Camboya, Turquía, los Emiratos Árabes Unidos, Panamá... no me puedo quejar. Además, he podido profundizar en mi conocimiento de las islas Filipinas visitando mejor diversos rincones de la isla de Luzón. Pasé una mañana en Amsterdam. Y he vuelto a Valencia por Navidad.

Este año he hecho de todo. Desde recorrer en moto autopistas tailandesas a medianoche hasta colarme en la famosa piscina del Sands singapurense. Me he relajado en un centenario hammam de Estambul pero también he sudado lo mío escalando las remotas terrazas de arroz de los Ifugao. Cené el hotel más lujoso del mundo, el Emirates Palace, y pude hacer snorkel con tiburones en la panameña isla Coiba. 2013 empezó con locuras y fiesta en la paradisíaca Boracay y acaba con más locuras y fiesta en el barrio valenciano de moda: Russafa.  

Es cierto que motivos laborales me llevaron a hacer grandes sacrificios personales que me han convertido a 2013 en uno de los años más difíciles de toda mi vida. Y no sólo eso. También tuve que sacrificar viajes que me hacían mucha ilusión, en concreto las tres grandes ciudades de Hong Kong, Macau y Milán. Pero como siempre me han enseñado, lo fácil o lo que se consigue sin esfuerzo, no vale la pena. 

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2014 se vislumbra como uno de los años más inciertos de mi vida. No tengo ni idea de donde estaré de aquí unos meses. Pero quiero disfrutar de esa sensación. Sé que la estabilidad me llegará antes o después. De momento sé que me vuelvo a Panamá, puente del mundo, corazón del universo, donde he podido hacer unos cuantos amigos de todo el continente americano. Panamá es el hub de las Américas, bulle en actividad, oportunidades, gente y sobretodo, en optimismo. Justo lo que necesito ahora.

Vuelvo a Panamá con ganas de descubrir dos de las zonas más alejadas de la capital. Por un lado, las playas y fiesta de Bocas del Toro, destino conocido en toda Centroamérica. Y por otro lado, los cafetales y ríos de Chiriquí, con la pintoresca Boquete como destino prioritario. Y quién sabe si algún destino caribeño podré ver también. 

2013 ha sido el año del atardecer filipino y el amanecer panameño. Estoy ansioso de saber que me espera en 2014. Sigo soñando con estremecerme en Petra y Belén o salir de fiesta por Tel Aviv así como por pederme en Isfasán o montarme en el Transiberiano. Pero me encantaría poder volver a Rio de Janeiro o descubrir el Magreb mejor. Como siempre, el mundo nunca será suficiente, pero al menos tengo la certeza de que 2014 me depara sorpresas de todo tipo. 

¿Me acompañáis? 

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